La hija de Qué Vida Buena sacó prácticamente de carrera a 4 de sus rivales y venció de punta a punta, pero ningún jockey reclamó y mucho menos los jueces de oficio...

El turf argentino sigue sin entender que la historia, en el final, es por plata; tanto dentro como fuera de la pista. Y por eso no asombra que cuestiones como la que se dio este miércoles en el Handicap Perrier (1100 m, arena normal), la prueba central en el Hipódromo de San Isidro, sigan ocurriendo.
Es difícil analizar cómo tras una partida desastrosa, en la que Vida Real (56), a la postre la vencedora, aniquiló las posibilidades de 4 de sus rivales echándose violentamente hacia adentro, no hubo reclamo de ningún jockey ni de los jueces, que debieron haber actuado de oficio.
En una distancia y una pista en la que si un caballo bueno saca un par de cuerpos adelante es muy difícil de alcanzar, profesionales y dirigentes se olvidaron por completo del público y que de por medio en la hípica hay apuestas, en una muestra de no entender de qué se trata el deporte en su base.
Quizás Vida Real podría haber ganado de todas formas, pero, por ejemplo, Aiyanna (Santillano, 57 1/2), también podría haberlo conseguido si la accidentada suelta no la hubiera dejado última y muy lejos, atropellando largo y potente para terminar tercera a solo 2 1/2 cuerpos de la hija de Qué Vida Buena, que de punta a punta y por 1 1/2 largo doblegó a la favorita Joy Melódica (Fortify, 60 1/2), una de las que zafó de los golpes.
La bandera amarilla nunca llegó y el marcador resultó confirmado, generando quejas muy justificadas por parte del público -incluso llegaron varios mensajes a las redes de Turf Diario al respecto-, en un fallo garrafal de autoridades y jinetes; a estas alturas, y con la tecnología disponible -en el caso de los primeros-, insostenible.
Respecto de los jockeys, deben ser los primeros en reclamar cuando resulta clara y evidente la molestia (en la suelta o en los 100 finales), porque la credibilidad por parte público es vital para que el negocio siga funcionando. Algún día lo entenderán o las agremiaciones se lo harán saber.
Para Vida Real, que llevó a Brian Enrique en sus riendas y es preparada por César Peralta, fue el quinto y más importante triunfo de una campaña breve y eficiente que habla por sí sola de sus cualidades.
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